ECOCIDIO ANUNCIADO EN EL MAR MENOR

Por Maite Mompó, directora de la campaña Stop Ecocidio en habla hispana.

Puedes leer un post anterior con más información sobre el Mar Menor y su problemática AQUÍ.

Miles de personas dieron el pasado 28 de agosto un abrazo simbólico al Mar Menor para exigir su recuperación.

Cientos de miles de peces y de otros animales marinos han arribado sin vida a las orillas de la mayor laguna salada de Europa durante varios días consecutivos. Es la tercera gran mortandad que se ha producido en cinco años. La tragedia ha vuelto a romper el corazón de millones de personas que ven con dolor cómo la negligencia administrativa y la falta de respeto hacia la vida de un puñado de personas prevalecen sobre la lógica de la supervivencia general y sobre la lógica del amor por el maravilloso entorno natural que te rodea.

Este nuevo capítulo de la historia del Mar Menor se ha descrito como un ecocidio. Creo que es importante matizar esto: más que constituir un ecocidio en sí, lo que ha sucedido es el resultado de un ecocidio que comenzó su andadura hace décadas. La tragedia ha sido anunciada reiteradamente por los medios y denunciada ante la justicia desde sus inicios, pero ni una cosa ni la otra han impedido que suceda.

Y, ¿por qué se puede considerar un ecocidio? Hay muchos tipos de ecocidio. Algunos se producen de forma puntual (por ejemplo, el desastre causado por el Prestige), pero lo más común es que se trate de una destrucción de la naturaleza que se desarrolla durante un periodo de tiempo que abarca años. El Mar Menor encuadra dentro del segundo grupo. 

Desde el pasado junio, contamos con una definición jurídica de Ecocidio, realizada por un panel de expertos independientes. Se trata de una propuesta hacia los Estados Parte de la Corte Penal Internacional  para que la destrucción masiva de la naturaleza se convierta en el quinto crimen del Estatuto de Roma, el documento que rige este tribunal que juzga los delitos más graves que se pueden cometer. Según estos juristas, se entenderá por “ecocidio” ‘cualquier acto ilícito o arbitrario perpetrado a sabiendas de que existe una probabilidad sustancial de que cause daños graves que sean extensos o duraderos al medioambiente’.

Extrapolando la definición jurídica al ecocidio del Mar Menor, podríamos decir que este ecocidio se nutre de una sucesión de actos ilegales (desde la construcción de pozos y viviendas ilegales a los vertidos tóxicos y peligrosos de origen diverso) y arbitrarios (tanto los particulares beneficiados como la administración han hecho caso omiso de los daños que se iban a producir y que claramente son excesivos en relación con la ventaja social o económica producidas, a todas luces limitadas y cortoplacistas). Además, estos actos han sido realizados con pleno conocimiento de que se producirían daños muy graves a la laguna a la que inevitablemente han ido a parar los vertidos de una agricultura de regadío basada en abonos, agrotóxicos y aguas salobres, de las minas abandonadas sin sellarse, de las industrias altamente peligrosas y de las viviendas turísticas. Los daños producidos no sólo son extensos (la contaminación por vertidos afecta a la totalidad de la laguna, una albufera de 135 km² que cuenta con 73 km de costa aplastada por cemento, ladrillo y hormigón en su casi totalidad y que está conectada con el Mediterráneo), sino que además son duraderos (gran parte del daño causado es irreversible y se van a necesitar muchos años para que se pueda regenerar lo no irreversible).

El panorama es realmente desolador. El Mar Menor, uno de los espacios naturales más importantes con los que contaba Europa, es ahora un ecosistema gravemente herido al que la Administración ha condenado a muerte por el beneficio económico de unos pocos. Decía Félix Rodríguez de la Fuente que las decisiones que afectan a la naturaleza las tienen que tomar científicos y no políticos… Le faltó añadir que tampoco estas decisiones se han de dejar en manos de empresarios. Cuando a un entorno natural se le conceden figuras de protección especial (el Mar Menor tiene unas cuantas), no se puede contemplar únicamente el lugar en sí sino que hay que cuidar el entorno que lo rodea puesto que todo está interconectado. En este caso, la conexión entre los vertidos que se originan en valle del Campo de Cartagena y la contaminación de la laguna es evidentemente directa.

La campaña internacional Stop Ecocidio quiere convertir hechos como estos en crímenes internacionales para así proteger las bases de la vida en todo el planeta. Cuando destruir valiosos ecosistemas sea ilegal, se podrán evitar y detener situaciones como la del Mar Menor. Pero mientras conseguimos este objetivo, hay que actuar para mantener vivo este ecosistema único. Dotarle de personalidad jurídica puede ser una manera de conseguirlo y por eso apoyamos la Iniciativa Legislativa Popular que persigue este fin. Se necesitan 500.000 firmas a mano y ya queda sólo un mes para ello así que, si quieres colaborar en la recogida de firmas, infórmate en https://www.marmenorpersona.legal/. Unámonos para que los políticos por fin se comprometan y legislen a nivel nacional para una protección efectiva del Mar Menor. 

#MarMenorSinEcocidio